Cuando queremos introducir un gato en una casa donde hasta el momento ha vivido solo un perro, es habitual que el gato manifieste agresividad territorial. Esta respuesta instintiva de agresividad depende de la genética del animal y de la experiencia social previa que haya experimentado con otros perros.
En el mismo caso, también podemos encontrar gatos que eviten el conflicto, incrementando las distancias con el perro. Sin embargo, en la mayoría de pisos o casas, es imposible por cuestiones de espacio.
Con el objetivo de ayudarte, y que introducción sea más tranquila, te presentamos una serie de consejos para introducir un gato en una casa con perro.
Cómo introducir un gato en una casa con perro
Primera semana:
Gato y perro separados
Durante la primera semana de convivencia perro y gato han de permanecer separados. Se ha de acondicionar una habitación solo para el gato, donde no pueda entrar el perro.
El espacio del gato
El gato debe disponer del máximo espacio posible para que si se siente amenazado pueda escapar a un lugar tranquilo. Recomendamos que estos refugios sean estrechos o lugares elevados donde el perro no pueda acceder.
Perro educado
Antes de iniciar las sesiones de aproximación con los animales, es esencial que el perro tenga un mínimo de obediencia para poder tener controladas las interacciones. Las órdenes básicas que el perro debe entender y acatar son: “sit o siéntate”, “ven” y “quieto”.
Uso de feromonas en casa
Durante esta primera semana aplicaremos feromonas en espray en todas las esquinas de la casa. En la habitación del gato aplicaremos una pulverización cada 12 horas. En el resto de la casa sólo una vez al día.
Segunda y tercera semana:
Primeras interacciones
Durante la segunda y la tercera semana haremos tres pruebas de interacción al día de 5-10 minutos introduciendo al perro en la habitación del gato.
El gato deberá estar permanecer dentro de una caja de transporte cerrada. Si el acercamiento es amistoso (no agresivo) hemos de premiar a ambos con comida. Si el acercamiento es agresivo, tendremos que corregir al perro verbalmente. Si es el gato también se muestra agresivo, le corregiremos con un espray de agua, lo que llamamos refuerzo positivo del gato.
Interacciones positivas
Si los acercamientos son positivos, haremos una prueba de acercamiento con el gato y el perro sujetos ambos con arnés. Para ello, previamente deben estar acostumbrados a llevar arnés, porque en caso contrario, estarán muy nerviosos.
Si los acercamientos son favorables podremos tenerlos juntos y dejarlos libres.
Mantenimiento del uso de feromonas
El uso de fermonas, denominado feromonaterapia, se mantendrá hasta pasadas tres semanas desde que se lleven bien perro y gato.
Premios por buena conducta
Cuando perro y gato no tengan contacto entre ellos es preferible no darles muchos premios. Solo le premiaremos cuando estén juntos para que relacionen la interacción positiva entre ellos con recibir premios y con una experiencia agradable.
Esta es la metodología que, como expertos en etología veterinaria, recomendamos al introducir un gato en una casa con perro. Como has podido aprender este proceso requiere de una serie de entrenamientos, fases y, sobre todo, paciencia.
Si empiezas a aplicar estos consejos y te encuentras con algún problema o dificultad, lo mejor será que lo comentéis con vuestro veterinario.
Por otro lado, si lo que necesitas es conocer las pautas para introducir un perro en una casa con gato, puedes visitar nuestra metodología inversa.
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