La etología veterinaria es una de las especialidades que están adquiriendo más relevancia dentro de la medicina relacionada con nuestras mascotas. ¿Por qué este interés?

La etología veterinaria se encarga de los problemas de comportamiento

Nuestro perro es un miembro más de nuestra familia y las mascotas ocupan un lugar cada vez más relevante en nuestra sociedad. Prueba de esta preocupación por la forma que tenemos de relacionarnos con los animales, es el desarrollo de iniciativas legislativas como la Ley de Bienestar Animal.

Pero el tipo de apego emocional que establecemos con nuestro perro es bastante complejo. Y sí, se parece bastante a la relación que fijamos entre adultos y niños, muy especialmente entre padres e hijos.

Sabiendo esto, debemos tener en cuenta también la responsabilidad que recae sobre nosotros cuando acogemos a una nueva mascota en casa.

En el servicio de etología canina de nuestro hospital veterinario en Barcelona podemos ayudarte con los problemas relacionados con el comportamiento de tu mascota. Este servicio se lleva a cabo a domicilio para poder conocer el entorno del perro y comprender su personalidad y conducta.

Etología veterinaria: ¿en qué se parecen las relaciones padres/hijos y propietarios/mascotas?

Se considera que los vínculos que se establecen entre niños y adultos se dan de un modo muy similar entre los perros y sus propietarios. Es habitual que las persona repitan patrones de relación con sus perros de una forma muy similar a cómo lo hacen con sus hijos.

Desde los primeros momentos de vida, se establece un vínculo afectivo entre el recién nacido y la madre. La función de este apego es asegurar el cuidado, el desarrollo psicológico y la formación de la personalidad.

Eso mismo sucede con nuestro perro. El apego con su cuidador es el encargado de proporcionarle seguridad en situaciones de amenaza. El apego seguro permite explorar. Así, nuestra mascota puede conocer el mundo y relacionarse con otros bajo la tranquilidad de sentirse protegido. Cuando esto no ocurre, los miedos e inseguridades influyen en el modo de interpretar el mundo y de relacionarse.

El temperamento del perro junto con el comportamiento de los propietarios determinan el tipo de vínculo o apego que se establece. Y esto es igualmente aplicable a las relaciones que se establecen entre padres e hijos.

 Tipos de apego entre el perro y su propietario

La descripción de los diferentes tipos de apego se basa en la respuesta de los niños a un procedimiento  conocido como “situación extraña”. El niño es sometido a una serie de separaciones y reencuentros con su figura de apego.

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Pues bien, este mismo experimento ha reproducido en etología veterinaria. Y la conclusión es que podemos establecer la misma tipología de apegos que entre padres e hijos.

  • El apego seguro 

Los niños con apego seguro saben que su cuidador no va a fallarle. Se sienten queridos, aceptados y valorados. Manifiestan comportamientos activos, interactúan de manera confiada con el entorno y hay una sintonía emocional entre el niño y la figura de apego.

En el experimento de “situación extraña”, los perros con apego seguro a su propietario, inicialmente se mantienen cerca de su persona de referencia. Esta figura funciona como base segura, aunque después se acercarán al factor estresante sin problemas en un tiempo razonable. Durante la separación,  los perros muestran signos de angustia y comportamientos de búsqueda de proximidad, como mirar a la puerta donde desapareció el propietario.  AL reunirse de nuevo con su dueño, mostrarán una respuesta positiva y se calmarán en un período de tiempo relativamente corto.

  • El apego inseguro ambivalente

En el apego inseguro ambivalente, el perro no confía en sus cuidadores y tiene una sensación constante de inseguridad. Los cuidadores muestran inconsistencia en las conductas de cuidado y seguridad. En estos casos, el perro siente miedo y ansiedad por separación. También experimenta una considerable dificultad para calmarse cuando el cuidador vuelve. Necesita la aprobación de los cuidadores y vigilará de manera permanente que no le abandonen. Los perros con una relación de apego inseguro ambivalente exploran el ambiente de manera poco relajada y procurando no alejarse demasiado de la figura de apego. Un ejemplo de este tipo de apego en las personas adultas es la dependencia emocional.

  •  El apego inseguro evitativo

Los perros con un apego inseguro de tipo evitativo han asumido que no pueden contar con sus cuidadores. Esto les provocará sufrimiento. Se conoce como “evitativo” porque presentan distintas conductas de distanciamiento. Por ejemplo, si aplicamos este caso en niños, estos no lloran cuando se separan de su cuidador, se interesan sólo por sus juguetes y evitan contacto cercano. Estos menores viven sintiéndose poco queridos y valorados. Muchas veces, tienen dificultad para expresar y entender las emociones. Por lo mismo, evitan las relaciones de intimidad. En la edad adulta, se producen sentimientos de rechazo de la intimidad con otros y de dificultades de relación.

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Los perros con apego inseguro de tipo evitativo, en la separación, miran hacia otra parte. Evitarán tanto al propietario como al factor estresante y  se preocuparán por algo que no esté relacionado con ellos. Muestran una angustia menor durante la separación del propietario, y un comportamiento de saludo menos intenso cuando este regresa.

  • El apego inseguro desorganizado

El apego inseguro desorganizado es el extremo contrario al apego seguro. Tanto el niño como el perro presentan comportamientos contradictorios e inadecuados. Hay quienes lo traducen en una carencia total de apego. Lo constante en los cuidadores han sido conductas negligentes o inseguras. Los menores tienen tendencia a conductas explosivas, así como grandes dificultades para entenderse con sus cuidadores y con otras personas. De adultos suelen ser personas con alta carga de frustración e ira y no se sienten queridas.  Parecería que rechacen las relaciones, si bien en el fondo son su mayor anhelo. En otros casos, este tipo de apego en adultos puede encontrarse en el fondo de las relaciones conflictivas constantes.

Etología veterinaria: cuando la personalidad del propietario determina el comportamiento de su perro

Es habitual decir que los perros se parecen a sus dueños. Es cierto que el tipo de personalidad de un propietario determinará una serie comportamientos que influyen en el apego que va a desarrollar su perro hacía él. Por consiguiente, quizás no se parezcan tanto, sino que el propietario va a influir de un modo muy relevante en el comportamiento de su mascota.

Las personas más extravertidas, amables y responsables tienen perfiles de apego con sus perros menos ansiosos y evitativos. Los cuidadores responsables tienen apego con más afecto. Las personas con una personalidad más neurótica, tienen apegos más ansiosos y con más afecto con sus perros.

Es recomendable que se establezcan una pautas de relación entre las personas y los perros que conduzcan a apegos seguros. Algunos estudios de etología nos muestran cómo el estilo de apego entre el propietario y su perro va a comportar una tasa más elevada de trastorno de ansiedad por separación.

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El apego entre los cachorros y las personas, está recibiendo interés por parte de los especialistas etología veterinaria. En estos momentos hay pocos estudios, aunque ya se tiene muy en cuenta, por ejemplo, cómo socializar a los cachorros para que su desarrollo y su convivencia con el entorno influyan de un modo positivo en el futuro.

Próximas investigaciones en etología animal nos ayudarán a entender mejor el vínculo que se establece entre los cachorros y las personas que los cuidan y las consecuencias en la conducta que desarrollan de adultos y su bienestar.

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