Saber cómo educar a tu gato correctamente no es una tarea fácil, aunque hay pautas y recomendaciones que son de gran ayuda. Además, cada gato es diferente, y, tampoco podemos olvidar que no es lo mismo educar a tu gato si es cachorro, que modificar los hábitos de un gato adulto.

De todas maneras, vamos a explicarte cómo es la naturaleza del gato, además de un par de conceptos claves para su educación y, así, mejorar vuestro bienestar.

Personalidad y naturaleza del gato

El gato, a pesar de lo mucho que se ha dicho, es un animal social, que no solitario, e independiente. Esta concepción es básica para entender muchos de sus hábitos y respuestas. Ten en cuenta que el gato, como especie, está acostumbrando a compartir su territorio con otros gatos y con los humanos, disfrutando también de esta relación.

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El gato salvaje caza en solitario y, a la vez, puede ser cazado por otras especies mayores. Por ello siempre ha de asegurarse de que controla su territorio y de que no hay peligro. Debido a esto proviene el hábito de observar desde un rincón a su presa o especie mayor (humanos incluidos) antes de acercarse. Necesita investigar y asegurarse de que el territorio esté controlado para, a continuación, acercarse e interactuar.

Entonces, ¿el gato es un animal cariñoso? No podemos generalizar, todo depende de su personalidad individual y su experiencia previa, pero sí, el gato es sociable y cariñoso.

¿Qué debo tener en cuenta antes para educar a mi gato?

La educación básica de un gatito se da entre su nacimiento y los seis meses. El papel principal como educadora lo tiene la madre y el gatito aprende con la interacción con sus hermanos.

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Si es posible, es interesante que la socialización del gato empiece durante las primeras ocho semanas de vida.

El equilibrio de tu gato adulto empieza a una edad muy temprana y con la interacción con otros gatos y personas.

Un pilar básico para su educación es utilizar el método Recompensa a una acción. Es decir, premiar la acción deseada para fomentar que vuelva a actuar de la misma manera. Así, fomentamos la probabilidad de que repita ese comportamiento.

Refuerzo positivo del gato

El refuerzo positivo del gato se define como la recompensa a una acción con algo que le guste a nuestro gato. De esta manera, aumentan las probabilidades de que repita ese comportamiento para nosotros deseado.

¿Qué es el refuerzo positivo y qué le define?

Los gatos aprenden mejor con el refuerzo positivo, está ampliamente demostrado.

Es importante recordar que las recompensas deben ser deseables para nuestro gato, así que debemos adaptarlas a sus gustos y preferencias.

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Las recompensas pueden ser: premios de comida, catnip, juegos interactivos, caricias y grooming.

Es esencial premiarle con la recompensa inmediatamente después de que tu gato realice el comportamiento que deseas; esto equivale a máximo tres segundos. Así tu gato no se confunde con que le estés recompensando por otro comportamiento que suceda después del deseado.

Hay muchas acciones o comportamientos que puedes enseñar a tu gato. Por ejemplo, a sentarse recompensándolo, siempre inmediatamente después de su conducta. También puedes enseñarle a rascar sobre un poste rascador, y no sobre un mueble. Para ello, debemos atraerlo para que así lo haga y, cuando rasque en el lugar deseado, inmediatamente recompensarle.

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Es importante que las recompensas no se den de manera involuntaria para evitar comportamientos no deseados.

Por otro lado, el mejor modo de eliminar un comportamiento negativo de tu gato es ignorándolo o remitiéndolo. Por ejemplo, si un gato maúlla para conseguir alimento, ignora su comportamiento. Si le alimentas cuando esté maullando, aprenderá que es la manera de llamar tu atención y conseguir su deseo.

Cómo castigar a tu gato (correctamente)

Debemos partir de la idea de que el castigo puede ser perjudicial, ya que puede conducir a tu gato a otras conducta indeseadas: agresividad por miedo, estrés (asociado a problemas de salud y de comportamiento), a la inhibición del aprendizaje de este nuevo comportamiento deseado y a romper el vínculo humano- animal ya creado.

El castigo físico nunca se debe usar con gatos u otros animales.

De la misma manera, el castigo verbal puede reforzar involuntariamente el comportamiento no deseado haciendo que el gato se sienta recompensado al sentirse atendido.

Entonces, ¿cómo le castigo?

A veces las recompensas no son suficiente para redirigir la acción del gato a la que deseas, entonces debes acudir al castigo indirecto.

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Como su nombre indica, el castigo indirecto es un castigo que le aplicamos al gato
asustándole de manera que no se percate de que lo hemos producido nosotros. Nunca será un castigo físico.

Los métodos más interesantes son utilizando un spray de agua o haciendo algún ruido.

Por ejemplo, si tu gato siempre se sube al mármol de la cocina y no queremos que
lo haga, ten cerca un spray de agua, y cuando lo veamos encima, le rociaremos con un poco de agua. Hay que hacerlo rápido y esconder la mano mientras miramos hacia otro lado. La idea es que no entienda que eres tú quién le moja. De este modo, asociará la sensación desagradable del rociado de agua a la acción que realizaba (subir al mármol) y no la asociará a ti.

También podemos hacer ruidos, por ejemplo, poniendo trampas a nuestro gato, y así cuando pase por una zona, se genere un ruido.

De todas maneras, el castigo indirecto únicamente lo pondremos en práctica cuando no funcionen las recompensas.

Evitar la agresividad

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Hay gatos que presentan reacciones agresivas que denominamos «agresividad por juego». Es el tipo de conducta agresiva que más a menudo manifiestan los gatos hacia las personas con las que conviven.

La agresividad por juego es una conducta normal en los gatitos jóvenes.

Aunque la motivación es el juego, esta conducta puede acabar produciendo lesiones y es muy importante controlarla para que no tenga consecuencias.

¿Qué puede desencadenar agresividad por juego?

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Hay factores que favorecen que un gato presente agresividad por juego:

Edad: En gatitos jóvenes es más común.
Experiencia con el juego: Si el gato ha sido estimulado a jugar con las manos y los pies, entonces es más probable que manifieste agresividad por juego.
Número de gatos que conviven en casa: Si el gato vive solo, sin la compañía otros gatos.
Tiempo que pasa solo: Cuánto más tiempo pasa solo, más probable es que manifieste agresividad por juego.
Destete prematuro: Los gatitos que se ha destetado pronto presentan una conducta predatoria que puede sustituir la conducta de juego.

¿Cómo se manifiesta la agresividad por juego?

El gato que manifiesta agresividad por juego, puede esconderse y después saltarte a los pies como si fueras una presa. También puede estar controlando los movimientos de tus manos o piernas y saltarte encima para morderte. A veces, también, tienen la conducta de perseguirte antes de morderte, y es habitual que salten de lado.

¿Cómo se trata la agresividad por juego?

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Es importante que el tratamiento se realice lo antes posible cuando el gatito todavía es joven.
El tratamiento incluye los siguientes aspectos:

Juego y ejercicio: El punto clave es proporcionarle muchas horas de ejercicio, que incluyan la estimulación con juguetes a los cuales pueda perseguir y atacar.
Identificar los signos prematuros de agresividad por juego: Esconderse, controlar los movimientos de tus pies o tus manos, etc…
No incitar al gato al juego agresivo: Evitaremos cualquier juego que pueda desencadenar agresividad.
Evitar el castigo físico y verbal: No lo tocaremos nunca para castigarlo.
• En el momento que el gato haya realizado la agresión, tenemos que intentar quedarnos quietos para no estimular el juego, no gritar y esperar que se vaya.

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Si deseas seguir aprendiendo sobre cómo educar a tu gato y otros temas para mejorar vuestra relación y vida en común, te recomendamos revisar nuestros artículos sobre gatos. Encontrarás explicaciones completas y didácticas para aprender sobre su comportamiento, salud, bienestar, etc.

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